MUÑECA DE CARNE Y HUESO
Con apenas 4 años, mamá te dijo que ibas a tener un hermanito. Sé de buena tinta que la noticia te impactó. Por supuesto que para bien, dentro tuyo se movió algo. Seguro que soñaste con fuerza que fuera una hermana, para vestirme, peinarme, convertirme en tu muñeca de carne y hueso. Apretaste tus puños fuerte y cerraste los ojos deseando que fuera así, que lo que habias imaginado se cumpliera. A tu ya habitual impaciencia de ñiña de cuatro años se le sumó entonces el hecho de saber que serias hermana mayor. Sea lo que sea tenia que llegar ya...
Todas las noches de tormenta cuidaste de mí, siempre lo has hecho, pero aquellas noches de relampagos, truenos y rayos que tanto me aterraban, aun hoy lo hacen, me invitabas a dormir en tu cama, a tu lado, contigo. Siempre generosa, siempre atenta, siempre una gran hermana. Tu perro faldero, detras tuyo iba a donde fueras, queria aprender de tí, convertirme en alguien como tú.
Confidencias, secretos, problemas, ocurrencias, hemos reido y llorado juntas, si las paredes de aquella habitación hablasen...no han faltado tampoco reproches, broncas, discusiones y peleas fisicas. No vamos a negarlo, pasa entre conocidos y tambien entre hermanas. Tan intensas como fugaces, como las tormentas de verano. Ha pasado mucho tiempo y muchas cosas siguen siendo iguales, confidentes, complices y sobre todo amigas y hermanas. Darte las gracias por estar ahi y ser la mejor hermana que existe, la que siempre ha estado cuando la necesité, me has defendido a capa y espada, contra enemigos a veces incluso mas fuertes que tú, por todos estos años y por darme dos sobrinos geniales a los que adoro casi tanto como tu. Que sigamos así, ese es mi deseo para tí y para mí.
Él perdió a su hermana, a la que estaba muy nido. Por eso que mejor que una canción de ellos, para decirte que he aprendido de tí y para cerrar el post.
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